jueves, 9 de febrero de 2012

La relación entre los cortijos y los centros educativos

Hoy os voy a relatar una historia. Algo que normalmente sucede en los Centros Educativos de muchos lugares de nuestra amplia geografía extremeña y no puede -ni debe- quedar en el olvido.

Esta historia cuenta cómo un Director (con respeto y con mayúsculas) cuando llega una edad y un apalancamiento dentro de un Centro con ese cargo, tiende a pensar, creerse o incluso llegar a aparentar que es el cacique de un cortijo cualquiera.

El caso que nos ocupa viene a contar la historia de un humilde tutor de 5º de E.P., interesado en las Nuevas Tecnologías, y al curso al que le correspondía una pizarra digital, un cañón proyector y un ordenador para su uso en el aula, tal y como refleja este D.O.E.

De hecho el Centro, y en particular su Director, reciben un mail de la Secretaría General de Educación, en la cual se le indica la próxima instalación en el aula de 6º de dicho material. Como el tutor, y curiosamente Director del Centro, de ese curso (6º), hacía un par de años que tenía una pizarra y con la que se había quedado dos años, queda decidido, de palabra eso sí, que el próximo envío que se realice será para el curso que falta, en este caso, 5º.

Y llegan las pizarras. Y se quedan en Dirección a la espera de que técnicos cualificados la instalen. Y mientras, entre risas y cigarros, el Director tantea al tutor para indicarle que el material recibido es bueno, que si no le importaría "ceder" de modo amistoso la pantalla de 22" que viene con él al pobre Secretario que se está quedando ciego de hacer dos veces al año presupuestos y cuentas gestión, y, en un alarde de piedad por el futuro invidente, cede en ese aspecto. Incluso las bromas pasan por hacerle el cambiazo por una Pizarra utilizada como pantalla de cine ocasional, y cada día un par de horas diarias por el especialista de inglés, asimismo Jefe de Estudios. El tutor se niega, pues esa P.E. está anquilosada en el tiempo, tiene 6 años y además no funcionan los bolígrafos electrónicos que lleva, aparte de estar más descalibrada que el ojo de un tuerto.

Un par de meses más tarde llegan los técnicos operarios. Por fin el ilusionado tutor, impaciente porque sus alumn@s puedan tener una educación más completa y gratificante con su supermegapizarra electrónica táctil de última generación. 

Pero la cosa se queda ahí. Casi al salir del Colegio donde trabaja para ir a comer y posteriormente hacer la tarde de obligada permanencia pasa por Dirección, y puede comprobar que falta SU pizarra electrónica. Ilusionado pregunta: "¿Por fin me la han venido a instalar?". Y el Director lo coge del brazo, con aire gris y se lo lleva a la sala de proyecciones, lugar habitual del Jefe de Estudios en sus pocas horas lectivas, y le dice que la va a colocar ahí.

Casi sin creer lo que está sucediendo el tutor clama y dice que no. De nada le sirve, pues el gentil cacique de la hacienda tiene poder. Y mucho. La pizarra se instalará ahí, y la otra... la otra... Dios sabe dónde!!!

Contrariado el maestro tutor decide ir a comer, aunque de sobras sabe que le han dado gato por liebre, y no en la comida precisamente. Le da muchas, muchas vueltas a todo el percal. Recuerda incluso el momento en que en Claustro se indicó que esa pizarra sería para su aula. Incluso compañeros de Consejo Escolar le dijeron que allí mismo se comentó. Su desidia y rabia no tiene límites, pero... ¿qué puede hacer?

Tras consultarlo durante toda la noche con la almohada tras haber visto y escuchado durante su tarde en el Cole cómo montaban su querida Pizarra Digital en un aula que no es la suya, decide pasar a la acción:

"Tengo que realizar una reunión informativa con los padres. Ellos y sólo ellos podrán sacarme del berenjenal que me puede suponer la Inspección Educativa".

Y así se lo hace saber al Director a la mañana siguiente. Nuestro tutor es persona de principios y le gusta ir siempre por delante, nada de ir por detrás como una comadreja, nada de actuar como ese Equipo Directivo en general y el Director en particular han querido hacer si no llega a pasar por la puerta de Dirección el día anterior.

"Haz lo que creas conveniente" - responde ufano y más que tranquilo el cacique.

"Lo hago por mis alumnos/as. Aparte tú no has informado al Claustro ni al Consejo Escolar de esos cambios. Aparte estás vestiendo un santo para desvestir otro: le estás dando la Pizarra a tu colega de despacho para un par de horas para quitármelo a mí, ¡que soy tutor!".

Comentando después con varios compañeros la osadía del cacique parcelero todos le dan la razón: lo mejor que puede hacer es una reunión para informar a los padres sobre lo sucedido y orientarlos en los pasos a seguir con el proceso, caso de llevarlo a manos de la Inspección.

A día de hoy no se sabe si el cacique se saldrá o no con la suya, pero de una cosa puede estar seguro el tutor de turno: si él y sólo él hubiera hecho frente sólo al Director denunciando al Inspector, seguramente eso no llegaría a nada. Ahora desde luego no es para estar tan seguro. 

Moraleja: En temas de Educación los padres pueden, mucho, a veces más que el que más debería mandar.

PD: el siguiente capítulo narrará cómo se solventó todo. No os lo perdáis.

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